Situada en la región central y cerca de la costa marítima del país, entre Coimbra y Oporto, esta ciudad de alrededor de 80 mil habitantes es conocida como la Venecia portuguesa y una invitación a relajarse navegando por sus canales con moliceiros: coloridas embarcaciones que servían para recolectar moliço, un tipo de alga que se extendía al sol y luego se usaba como fertilizante para las tierras de la región.

Estos barcos están pintados con humor (algunos picantes) y motivos religiosos.

La fachada de la estación de tren está cubierta con paneles de azulejos que representan paisajes y tradiciones.

Otros edificios también merecen una visita, por su arquitectura e historia.