Es la capital de Bélgica y sede de la OTAN y de los principales órganos de la Unión Europea, como la Comisión y el Parlamento Europeo, lo que la convierte en una ciudad especial.
Los idiomas que se hablan son el francés y el flamenco, un dialecto holandés.

Su plaza principal, la Grand Place (Grote Markt), se vuelve más acogedora al anochecer, atrayendo a mucha gente y llenando sus restaurantes.

La combinación de los diversos estilos arquitectónicos que decoran las casas de los gremios artesanales (corporaciones que representaban a los artesanos y protegían los intereses de determinadas profesiones) y su rica historia, les valió el título de Patrimonio de la Humanidad.

El edificio del ayuntamiento, de estilo gótico y construido en 1402, domina la plaza con su campanario puntiagudo, rematado con una escultura del Ángel Miguel, patrón de la ciudad.

Uno de los símbolos iconográficos más poderosos de Bruselas es el Atomium, diseñado por el ingeniero André Waterkeyn y los arquitectos André y Jean Polak.
Fue inaugurado en 1958 con motivo de la Exposición Universal y tenía 102 m de altura y 9 esferas de 18 m de diámetro recubiertas de aluminio, que representaban una celda unitaria de hierro.

Se suponía que el Atomium no sobreviviría a la Expo, pero su popularidad y éxito lo convirtieron en un elemento importante del paisaje de la ciudad, por lo que su desmantelamiento se pospuso año tras año.
Con el cambio de siglo se fue deteriorando y en 2004 se inició una renovación, reabriéndose en 2006 en su forma actual, completamente revestido de acero inoxidable y nueva iluminación exterior.